Protágoras
(485-411 a .C.)
explicaba que las leyes humanas son positivas ya que éstas son derivadas de las
leyes naturales que humanizan al hombre haciéndolo diferente de las bestias.
Proclamaba además que estas leyes hacían posible la convivencia de los hombres
y la solución de sus problemas pero, a diferencia de Santo Tomás, el
pensamiento de los sofistas era relativista
porque no creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida
para todos, que no es posible la
concepción de normas absolutas cuyos principios rijan de manera universal pues
las cosas solo se perciben de manera individual y por lo tanto, cada quien
tiene “su verdad”.
Pero Sócrates
(470-399 a .C.)
se dio cuenta de que ese relativismo estaba corrompiendo a la sociedad de su
tiempo, empezando porque él no se consideraba sofista (sabio) sino un amante de
la sabiduría, sostenía que existe una sola verdad que ciertamente es difícil de encontrar y por
ello muchos desisten de buscarla.
La verdad debe ser encontrada sobre todo en
lo que atañe a la moral, el bien o la justicia. Conocer el bien lleva por consecuencia a obrar correctamente,
esto se conoce como Intelectualismo Moral.
La moral antes que nada es una cuestión
personal, cada individuo forja su propio destino, de cada quién depende su
felicidad, pero no puede serlo si actúa en contra de sus principios
No hay comentarios:
Publicar un comentario