miércoles, 7 de enero de 2015

ETICA, MORAL Y DEBER

ETICA, MORAL Y DEBER
En las distintas circunstancias de una actividad profesional, cualquiera que ella sea, resulta común el empleo indistinto de los términos para calificar la actuación del profesionista con o sin apego a ciertas normas; de tal suerte, expresiones como “es un profesional con mucha ética”, “cumple siempre con su deber” ó “su moral es irreprochable” pueden parecer cotidianas, pero  obligan a definir qué se entiende por ética, moral y deber, en el sentido estricto de la  palabra:
La Real Academia Española (2008) los define de la siguiente manera:
Ética: Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre.
Ética profesional: Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana en el ejercicio de una actividad profesional.
Moral: Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.
Deber: Estar obligado a algo por la ley divina, natural o positiva.
Por lo consiguiente, si se toma como punto de partida lo expresado por la Real Academia Española, sin pretender una definición exacta   puede aceptarse que DEBER MORAL, es la obligación que, desde el punto de vista de la bondad o la malicia, sujeta a un individuo a regir sus acciones por un conjunto de normas que orientan la actividad humana en base a las leyes divinas, naturales y humanas o, dicho en términos llanos, es la obligación de hacer lo bueno de acuerdo a las leyes divinas, naturales y humanas...
Santo Tomás de Aquino[1] (1225-1274 d.C.), refiriéndose a las leyes naturales expresa que el hombre por naturaleza, tiene un conjunto de inclinaciones como la procreación, la libertad, el conocimiento, el cuidado de la propia vida,  la de los hijos, inclinación hacia lo trascendente o sea a Dios[2] y principalmente a la búsqueda de la verdad.  Interpreta a la ley natural como la ley moral, porque esta es racional y natural;  racional porque es enunciada y dilucidada por la razón, natural porque la propia razón es un rasgo humano. Decía  “la ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar.” 
Sobre las leyes divinas o eternas, el santo sostenía que, dado que a Dios le corresponde la eternidad, Dios ordena todas las acciones tanto humanas como inhumanas. Por lo anterior la Ley de Dios, o el Decálogo, guían a la humanidad a la busca del bien y de la verdad.
Siguiendo su razonamiento,  dado que la ley divina guía al hombre a las leyes naturales, afirmaba que la expresión de ambas –divinas y naturales- son las leyes positivas y por lo tanto las leyes que sean contranaturales no son buenas leyes.
Ahora bien, como la legalidad no siempre coincide con la moralidad; si los legisladores  promulgan  una ley que es contraria a la natural y por ende a la divina, es moralmente correcto  y legítimo que el ciudadano se rebele a aceptarla y a cumplirla.



[1] Tomás de Aquino fue santificado, por lo cual en el presente trabajo se hace referencia  a él, como Santo Tomás.
[2] Deidad a que dan o han dado culto las diversas religiones. Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo.

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