ETICA,
MORAL Y DEBER
En
las distintas circunstancias de una actividad profesional, cualquiera que ella
sea, resulta común el empleo indistinto de los términos para calificar la
actuación del profesionista con o sin apego a ciertas normas; de tal suerte, expresiones
como “es un profesional con mucha ética”, “cumple siempre con su deber” ó “su
moral es irreprochable” pueden parecer cotidianas, pero obligan a definir qué se entiende por ética,
moral y deber, en el sentido estricto de la
palabra:
Ética: Parte de la filosofía
que trata de la moral y de las obligaciones del hombre.
Ética profesional: Conjunto
de normas morales que rigen la conducta humana en
el ejercicio de una actividad profesional.
Moral: Perteneciente o
relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista
de la bondad o malicia. Ciencia que trata del bien en general, y de las
acciones humanas en orden a su bondad o malicia.
Deber: Estar obligado a algo
por la ley divina, natural o positiva.
Por lo consiguiente, si se toma como punto de
partida lo expresado por la
Real Academia Española, sin pretender una definición
exacta puede aceptarse que DEBER MORAL,
es la obligación que, desde el punto de vista de la bondad o la malicia, sujeta
a un individuo a regir sus acciones por un conjunto de normas que orientan la
actividad humana en base a las leyes divinas, naturales y humanas o, dicho en
términos llanos, es la obligación de hacer lo bueno de acuerdo a las leyes
divinas, naturales y humanas...
Santo Tomás de Aquino[1]
(1225-1274 d.C.), refiriéndose a las leyes naturales expresa que el hombre por
naturaleza, tiene un conjunto de inclinaciones como la procreación, la
libertad, el conocimiento, el cuidado de la propia vida, la de los hijos, inclinación hacia lo
trascendente o sea a Dios[2]
y principalmente a la búsqueda de la verdad.
Interpreta a la ley natural como la ley moral, porque esta es racional y
natural; racional porque es enunciada y
dilucidada por la razón, natural porque la propia razón es un rasgo humano.
Decía “la ley natural no es otra cosa
que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos
lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar.”
Sobre las leyes divinas o eternas, el santo
sostenía que, dado que a Dios le corresponde la eternidad, Dios ordena todas
las acciones tanto humanas como inhumanas. Por lo anterior la Ley de Dios, o el Decálogo, guían
a la humanidad a la busca del bien y de la verdad.
Siguiendo su razonamiento, dado que la ley divina guía al hombre a las
leyes naturales, afirmaba que la expresión de ambas –divinas y naturales- son
las leyes positivas y por lo tanto las leyes que sean contranaturales no son
buenas leyes.
Ahora bien, como la legalidad no siempre
coincide con la moralidad; si los legisladores
promulgan una ley que es
contraria a la natural y por ende a la divina, es moralmente correcto y legítimo que el ciudadano se rebele a
aceptarla y a cumplirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario